En las inmediaciones del molino de mareas de Santibáñez se proyectó un reducto artillado en 1810. Posteriormente, se habilitó para defender el desembarco realista contra los sublevados constitucionalistas en 1820.
Es un edificio aspillerado, a la orilla de la bahía, que en 1810 era bastante fuerte y prestó buena defensa. Se pensó en la edificación en sus inmediaciones de una batería para 8 cañones, que no se llegó a construir. Sí se instaló al parecer en 1823 por los constitucionalistas. Contaba con su polvorín y su cuerpo de guardia en las cercanías del Molino de Mareas de Santibáñez.
Contexto histórico de 1820
Cuando los franceses levantaron el cerco el 25 de agosto de 1812 se inició un periodo de paz de ocho años, aunque el nefasto gobierno absolutista de Fernando VII y su desprecio a la constitución fueron creando una serie de tensiones políticas que desembocaron en el pronunciamiento de los jefes militares Riego, Quiroga, López Baños y otros el 31 de diciembre de 1819.
Como ya explicamos al principio de este trabajo, las tropas sublevadas en Las Cabezas de San Juan marcharon hacia La Isla de León y la tomarpn por sorpresa el 3 de enero de 1820 tratando de hacer lo mismo con el fuerte de la Cortadura pero ya estaban avisados y fueron rechazados. Los constitucionales consiguieron tomar el Arsenal de la Carraca y sumar a su causa la guarnición que la defendía. Pero poco después el rey mandó un ejército de 20.000 hombres al mando de los generales Freire y O’Donell.
En la tarde del 4 de Febrero de 1820 se dirigieron al molino de Santibáñez 21 lanchas cañoneras con el fin de destruir las fortalezas levantadas por los constitucionales, siendo rechazadas por las baterías situadas en el molino, las del Ángulo, Punta Cantera y Torre Gorda.
No olvidemos que la ciudad de Cádiz había permanecido fiel al rey absolutista. El día 9 salieron de Cádiz los batallones de Asturias, Lealtad y Guías; dos compañías de Soria y cincuenta caballos; que se desplegaron en guerrillas en el ventorrillo del Chato. El regimiento provincial de Sevilla, que también se hallaba en Cádiz, fue embarcado en botes armados, atacando todas estas fuerzas a la ciudad San Fernando y siendo rechazadas por las baterías del molino de Santibáñez, Punta Canteras y la Carraca.