Hoy casi desaparecida, era la tercera batería desde Santa Catalina hacia Rota. En comparación con La Arenilla se encuentra más deteriorada con sus restos más fragmentados y caídos por el talud dunar. La única protección con la que cuenta es un pequeño cartel prohibiendo el paso a la duna para recuperar la vegetación propia de ella
Según Pérez de Sevilla en 1702 era un pequeño reducto de tres cañones, aunque otra fuente habla de seis. En el plano Corvillón de principios del XVIII se le llama Terneca pero en todos los demás planos aparece como Bermeja.
Durante la Guerra de Sucesión una flota anglo-holandesa intenta el asalto y saqueo de Cádiz. Las murallas de la ciudad hacen efecto disuasorio. La flota tampoco se atreve a entrar en el saco interior de la Bahía debido a que el paso estaba protegido por Matagorda y Puntales, y bloqueado por navíos hundidos en el canal de acceso a modo de barrera. El lugar elegido para el desembarco sería la bahía de los Toros, en el lugar conocido como Los Cañuelos (actual El Manantial), entre Rota y el castillo de Santa Catalina. El lugar estaba poco protegido para el número de asaltantes. Fuente Bermeja y La Puntilla eran las dos baterías menores existentes en ese tramo de costa, posiblemente en la ubicación de dos antiguas torres del sistema de almenaras.
Obviamente su objetivo era la defensa de la Bahía de Cádiz y evitar un desembarco en las playas portuenses.
El lugar era una ubicación estratégica porque en él existía una fuente que abastecía embarcaciones cisternas que transportaban agua para suministro a Cádiz. La ciudad de Cádiz carecía de fuentes naturales y pozos de agua dulce. Por ello se tenía que abastecer de aljibes, que recogían el agua de lluvia, y algunos pozos de marea que mínimamente filtraban la salinidad de sus aguas. El suministro se hacía mediante embarcaciones que trasladaban el agua desde este lugar y desde los manantiales de la Sierra San Cristóbal a través del río Guadalete hasta Cádiz .
Tiene la consideración de Bien de Interés Cultural. Esperemos que los trabajos en La Arenilla alcancen también a este antiguo reducto tal que, con la necesaria protección, puede ser visitado y conocido por las personas que a diario pasean bajo él sin apreciar la relevancia histórica del lugar.