Construido también en 1754 con piedra ostionera, su función era defender el lado de la Puerta de Tierra próximo al océano. Es de planta triangular y conserva los restos de su antiguo foso, utilizado actualmente como zona deportiva del instituto Columela.
Igual que el de Santa Elena fue construido con tierra y fajina. En este lugar estuvo una antigua ermita dedicada a San Roque y los depósitos de agua, que llegaba a través de un acueducto desde El Tempul (San José del Valle).
En 1949 la muralla que lo unía con la Puerta de Tierra, fue perforada para facilitar la circulación rodada al interior de la ciudad. Con el mismo objetivo fue derribado el cuartel y parte del baluarte de San Roque. Se cortó también otro trozo para abrir la avenida Fernández Ladreda, separando desde entonces el ala del cuartel resto del conjunto.
Pese a ser en su construcción "hermano" de Santa Elena hay evidentes diferencias en el estado de conservación de uno y otro. Además del corte indicado, su uso ha sido menor. Antiguamente las bóvedas del lado correspondiente al frente de tierra estuvo ubicada la "Casa del Niño Jesús”.
Lo más sorprendente de esa foto es que podemos ver las Puertas de Tierra y muchas tumbas de la ciudad fenicia de Gadir que se descubrieron por los años 50 del siglo pasado.
Foto de la arqueóloga gaditana María Josefa Jiménez Cisneros.
Esta curiosa fotografía muestra el lado que da al mar del baluarte de San Roque, antes de fragmentarlo, así como los tramos de muralla desaparecidos hasta Santa María del Mar.
Tal como nos dirigimos al casco antiguo, el frente presenta un aspecto macizo salvo obviamente la antigua Puerta de Tierra y la Puerta del Muro. No hay que añadir más de los arcos abiertos en el siglo XX. Sin embargo el interior está formado por galerías con arcadas en dos plantas. Esto es porque, caso de ser tomados por el enemigo, éste quedaría expuesto al estar al descubierto y sin defensa de muros mientras que los defensores podrían batir al enemigo desde posiciones más elevadas.
El lateral separado y que da al océano, aloja en sus bajos talleres y hasta hace poco un establecimiento de hostelería. Se observa un mayor deterioro en la muralla, con toda seguridad debido a los embates del oleaje y el viento. La construcción es del mismo tipo de piedra y colocación que Santa Elena, si bien no parece tan cuidada en las esquinas. No se aprecian muchos sillares bien labrados, aunque puede que hayan quedado ocultos bajo los bloques de hormigón colocados para protegerle de las olas. No tiene las tuberías externas tan desagradables de San Roque, aunque si se aprecia una moderna ventana de aluminio blanco de pésimo gusto en este lienzo de muralla.