Murallas de San Carlos por la actual plaza de España. Foto de Rocafull en 1897
Este baluarte es conocido en Cádiz como “las murallas de San Carlos''. Parecen dos murallas que hacen esquina pero en realidad es lo que queda del semibaluarte del mismo nombre.
El aumento de las necesidades urbanas y portuarias impulsó la construcción del recinto de San Carlos y del nuevo muelle o punta de San Felipe sobre terrenos ganados al mar.
En 1781 se aprueba la construcción del semibaluarte de San Carlos cerca del de San Felipe, que estaba muy dañado en sus muros. Fue construido en 1784, según proyecto del ingeniero Antonio Hurtado, aprovechando parte de lo diseñado por Sala. Protegía el frente marítimo y la entrada al puerto al aumentar su capacidad artillera respecto al anterior baluarte de San Felipe. Su construcción es de piedra ostionera.
Se financiaron las obras con la subasta de 120 corridas de todos y la venta de terrenos del interior de la fortaleza. Incluso se pensó en reducir las bóvedas a 24 y realizar un terraplén en vez de unir la muralla con la alameda. Para conseguir el presupuesto se ceden bóvedas a particulares y organismos oficiales, que las construirían con su propio dinero con la condición de que tenían que cederlos en época de guerra.
En su parte interior tenía 55 bóvedas, estaba dividido en dos plantas y tenía capacidad para 90 piezas de artillería. El exterior era un lienzo continuo de muralla. La zona comprendida entre el antiguo casco urbano de Cádiz y esta fortificación fue rellenada construyéndose luego en su interior el actual barrio de San Carlos.
El lienzo de la muralla que corría por el lateral de la actual plaza de España fue demolido y las bóvedas restantes se emplean para usos diversos, como plazas de garaje o negocios privados.
En el paseo sobre las murallas se han instalado varios cañones procedentes del baluarte de Santa Cruz, que fueron encontrados durante las obras de ampliación del aparcamiento de Canalejas. Parece que estos cañones se tiraron a la arena tras el asedio francés y encima se construyó el muelle. Se han reproducido sus cureñas al modo de la época. También hay otro correspondiente a uno de los barcos del asalto angloholándes a Cádiz.
Murallas de San Carlos antes de su derribo en 1912
En 1785 se construyeron las puertas que daban al muelle de San Carlos. Los otros edificios destacados de la edificación eran los cuerpos de guardia, llamados San Felipe alto y bajo, situados en la parte norte de la muralla (el alto) y el bajo junto al pie de la rampa del semibaluarte.
Sobre el muelle se instaló una alargada batería construida mediante bóvedas, son 14 más 3 en la rampa de subida, para distintos usos. Desaparecido el muelle, se conserva en buen estado. Esta ampliación de la muralla de San Carlos supuso la desaparición del baluarte de San Felipe. Su perfil se asienta sobre la denominada Punta de San Felipe, saliente del muelle que fue construido en la década de 1730 sobre terrenos ganados al mar.
En este fotografía se puede apreciar la esquina al mar de Baluarte de San Carlos con unos baños públicos adosados. Al fondo se aprecia el muelle con todo su frente amurallado.
El cerramiento de la muralla al mar está resuelto mediante muros de sillería de piedra ostionera vista, mientras que hacia la ciudad son de mampostería de ladrillo tosco y piedra revestido con mortero de cemento y cal.
Batería de San Carlos en 1892
Es digna de comentario la foto publicada en el grupo Fototeca Histórica Gaditana. Aunque al pie de la misma aparece como foto de Sevilla, corresponde al tramo de muralla de San Carlos que discurría por lo que hoy es la plaza de España, concretamente frente a la conocida como Casa de las Cinco Torres. Está tomada en 1911. Se puede apreciar el paso de un tranvía modelo Primitivo y la estrechez en la parte más próxima a la plaza Argüelles en contraste con la amplitud actual.
A principios del siglo XX se derriba todo el frente hacia el puerto y al baluarte de San Carlos se le elimina el flanco sur. Desaparecen la doble puerta llamada de San Carlos o de Madrid, el cuartel de San Carlos y otras dependencias militares. Se urbanizaron los terrenos, que luego se recuperaron para la construcción del monumento a las Cortes de 1812. En 1928 se construyó la escalera situada en uno de los ángulos de la plaza de España.
Vista trasera de las originales Puertas de San Carlos.
Cuenta con la protección de la Declaración genérica del Decreto de 22 de abril de 1949 y la Ley 16/1985 sobre el Patrimonio Histórico Español.
Murallas de San Carlos por plaza España
La principal modificación del semibaluarte de San Carlos se produce entre 1955 y 1957. Las bóvedas que daban a la calle San Germán/Honduras fueron retranqueadas de nuevo (hubo uno anterior a principios de siglo) para dar más anchura a la calle y permitir el paso de vehículos. Esta obra conllevó también la apertura de las nuevas puertas que comunican la plaza de Filipinas con la calle Honduras.
Esta plaza, no existía sino que la ocupaba el mar. Con la reforma de las murallas del flanco del muelle en 1724 esto cambiará. La modificación de la muralla y la construcción de dos baluartes darán lugar con terrenos ganados al mar al espacio que es la plaza de España así como a la construcción del Palacio de la Aduana. El proyecto implicaba tres grandes edificios: la Casa de Contratación, el Consulado y la Aduana. Solo se realizó esta última.
Plano de 1764
El "Cuartel de Marina" estaba situado en lo que hoy es la "Casa de las cuatro torres". Este edificio corresponde a los almacenes reales, dependientes del cuartel al que le servían de arsenal para guardar pertrechos.
En 1757 se propone la construcción de un nuevo cuartel para la Marina financiado por la venta de los terrenos del anterior y del arsenal..
Imágenes de escasa calidad
Bicicletas por las desaparecidas murallas de la plaza de España sobre el año 1900 a la altura de la calle Costa Rica.
En 1761 se propuso la construcción del edificio de la Aduana en el terreno que había dejado el derribo del arsenal. El vocal de la Real Junta de Fortificación, Francisco Roldán, propuso la venta del terreno para edificar casas particulares y financiar mejoras en las fortificaciones de la plaza. Una vez aceptada por el rey la enajenación del terreno, se adjudicó en pública subasta a Sebastián Franco Sánchez por 751.000 reales de vellón.
En este solar se edificaría la "Casa de las cinco torres, que son en realidad cinco fincas independientes cada una con su torre-mirador. Su adjudicatario era un comerciante de la Carrera de Indias con un cuantiosas propiedades en la ciudad. El terreno fue de los más caros en su época. Fue en la década de los setenta del siglo XVIII cuando se edificaron las casas, "todas principales”, de cuatro cuerpos con sus oficinas, mirando su frente a la muralla y al mar de la bahía. Supuso una nueva alineación del frente del caserío y tuvo un coste total de 974.313 reales de vellón.
Las casas son todas iguales, con la fachada de estilo barroco en transición al neoclásico y con la característica planta centrada. El propietario de las edificaciones fue nombrado en 1773 conde de las Cinco Torres por "...haber beneficiado a la Hacienda Real con más de dos millones y medio de reales de vellón”.
Dos edificaciones terminan de conformar el frente del caserío junto a la "Casa de las cinco torres". Una es una casa de viviendas por pisos edificada en 1800 de estilo neoclásico modificado posteriormente por la presencia de cierros. La otra hace esquina con la calle Antonio López, es un palacete del mismo año de estilo neoclásico imitando las construcciones del próximo barrio de San Carlos. Todas estas fincas tenían a muy pocos metros la muralla que defendía la ciudad.
El proyecto de la Aduana y su ubicación tuvo muchos cambios. El primero de ellos en 1730 contemplaba una muralla entre los baluartes de San Antonio y San Felipe, y en el espacio que quedaría entre la muralla nueva y la vieja, construir la Aduana, la Casa de la Contratación y el Consulado. Solo se hizo en la parte del castillo de San Felipe (casi en ruinas) ganando un terreno que sería el futuro barrio de San Carlos. Siguieron varios proyectos más. El de 1764 contemplaba una dársena a la que rodearían los tres edificios.
Los arbitrios habituales sobre vino, aceite, vinagre, cerveza y corridas de toros no eran suficientes para financiar las obras. Eran necesarios 1,5 millones de pesos. Se vendieron los terrenos del relleno (barrio de San Carlos), los materiales resultantes del derribo del castillo de San Felipe y se alquilaron los almacenes de comercio.
Para construir la Aduana hubo que modificar el baluarte de San Antonio. De ser una simple plataforma pasó a ser un baluarte con sus correspondientes bóvedas.
El proyecto fue diseño del ingeniero Pedro Martín Zerdeño y para dirigir las obras acudió a Cádiz el ingeniero Juan Cavallero en enero de 1765. La construcción del edificio duró más de una década: los planos definitivos fueron firmados en 1778 por Antonio Hurtado. A destacar la diferencia entre el frontón diseñado y el finalmente ejecutado.