El cerro de Santa Ana era conocido como de las Peñas o Peñas del Resbaladero. Debió ser importante para los primeros pobladores fenicios, romanos y árabes pues su altura domina un amplio territorio de campiña y costa. En todo el periodo medieval estaba apartado de la población.
Conecta visualmente los dos enclaves fenicios de Chiclana: el castillo de Sancti Petri y la población fortificada levantada a orillas del río Iro en el cerro del Castillo, de menor altura que el de Santa Ana.
En la imagen anterior se aprecia a la izquierda la isla y castillo de Sancti Petri, el Océano Atlántico, parte del caño Sancti Petri en su recorrido paralelo a la playa de Camposoto y San Fernando.
En la imagen se ve que desde allí se dominan las salinas hacia San Fernando y se puede controlar el acceso a Chiclana a través del río Iro desde el caño Sancti Petri.
Hay referencias a un gran cañón que desde la ermita, convertida en fortaleza, estaba dirigido hacia el camino de Medina.
Esta ermita fue construida entre 1772 y 1774 por el arquitecto Torcuato Cayón, sustituyendo a otra anterior del siglo XVI donde anteriormente había una almenara musulmana. Es de planta ochavada rodeada de arcada.
Desde el cerro también se pueden divisar las sierras de Grazalema, Aljibe, Del Valle, Momias… Es indudable su valor estratégico
El cerro Santa Ana estuvo ocupado por tropas francesas dos veces: la primera entre 1810 y 1812 por las tropas napoleónicas, cuando los franceses fueron ocupando sitios estratégicos y construyendo en ellos distintos fuertes, siendo éste el Cuartel General de Artillería Francés. Los franceses lo llaman Sénarmont "Príncipe de los artilleros franceses", en honor del general muerto en el entorno de Sancti Petri y enterrado bajo el altar de la ermita.