La Puerta del Mar no fue una sino dos, denominadas realmente Puertas del Mar, una de entrada y la otra de salida. Eran dos grandes bóvedas decoradas con portadas de mármol blanco por la parte exterior del muelle. Su frontis estaba formado por dos columnas en cada una, de estilo toscano de mármol blanco, y un capitel en cuyo centro se veía el escudo de armas de la ciudad. Entre cartelas estaba la inscripción en latín “DOMINUS CUSTODIAT ENTROITUM ET EXITUM TUUM. PSAL. 120”. Salmo 120-8 “Que el señor te guarde en la entrada y en la salida.” Las bases de las columnas estaban decoradas con escudos que representaban a Hércules con sus dos leones.
Frontis: fachada o frontispicio de un edificio o de otra cosa.
Cartela: pedazo de cartón, madera u otra materia, a modo de tarjeta, destinado a poner o escribir en él algo.
Fueron proyectadas en 1718 por Vicente Acero, ejecutándola Torcuato Cayón. Las puertas se cerraban a la hora de la oración hasta 1863, cuando se amplió el horario una hora más, hasta las diez de la noche. Quedaron abiertas definitivamente en 1900. Por la parte de San Juan de Dios no tenían una arquitectura especial sino como todas las naves: austeras y sin decoración.
Se derribaron en 1913 sin apreciar su valor. Ni se planteó la opción de conservarlas. Según crónicas el mármol de la portada principal permaneció muchos días tirado en la calle hasta que se perdió la pista de sus columnas. No se sabe donde fueron a parar las Puertas del Mar. Se ha especulado mucho pero sin pruebas determinantes. En una guía de la ciudad posterior a 1907 dice que las parte nobles de las Puertas del Mar fueron desmontadas y guardadas en los almacenes de Vías y Obras que tenía el Ayuntamiento en el Campillo de San Dimas para su posterior reconstrucción. No volvieron a montarse y probablemente se desperdigaron con diferentes usos.
El 7 de noviembre de 1924 se publicó en Diario de Cádiz un artículo firmado por Ventura F. López hablando de que podían verse desde la Torre del Moro en la Segunda Aguada ocho columnas de mármol que bien podían ser griegas o romanas. Dos días después rectificaba su afirmación y aclaraba que las columnas procedían de las antiguas Puertas del Mar.
En el Museo de las Cortes de Cádiz se conservan varias piezas en las que aparece un Hércules labrado y que podrían pertenecer a restos de las Puertas del Mar. Poco más se sabe de los restos de éstas, que fueron derribadas pensando que aquello solucionaría la crisis que atravesaba la ciudad.
Con el paso del tiempo se puede decir sin duda que aquello fue un error. Podrían haber sido un icono de la ciudad. En cualquier caso, de mejor gusto que algunos mamotretos situados cerca de donde estuvieron.
En la fotografía de las Puertas del Mar en 1904 vemos los almacenes anexos a la muralla a la izquierda y a la derecha el bar que había entre las dos puertas, las inscripciones sobre las puertas que protegían por la mano de Dios a quienes entraban por la de la izquierda y salían por la de la derecha, y la garita flotante en el centro.