Fue construido a lo largo del siglo XVIII junto a la orilla del caño Sancti Petri, en las proximidades del Puente Zuazo. En su momento estuvo rodeado por caños naturales y alguno artificial que lo convertía en islote, mediante un puente.
Se artilló con 9 cañones de a 12. Posee 14 troneras, aunque algunas han sido cegadas; la mitad de ellas orientadas a un posible ataque por el caño principal que lo flanquea.
Este reducto se integra en los muros que a modo de parapeto para la fusilería se extienden a todo lo largo de la defensa del puente Zuazo. Parte de estos parapetos aún se conservan restaurados con materiales modernos recreando un falso histórico. Su acceso se realiza a través de una pasarela peatonal de madera.
La longitud de los tres muros es de 28, 19 y 36 metros respectivamente, ocupando una superficie de 1.100 metros cuadrados.
Tenía dos frentes formando un ángulo muy obtuso que montaba hasta 26 piezas que cruzaban sus fuegos con los de la batería De Santiago, el baluarte destacado de San Pedro y la batería de la Concepción. Enfilaba el arrecife y defendía la isla del Vicario y terrenos próximos.