Aparece en antiguos mapas a la altura de la playa de Santa María del Mar. La Revista de Historia de El Puerto menciona los corrales de pesca en Cádiz y hace referencia al levantamiento hidrográfico de Rosily donde recoge uno, quizás abandonado por no citarse como tal pese a dibujar su estructura junto a la Batería del Blanco. Los movimientos naturales de la costa así como las construcciones artificiales hacen difícil reconocer la estructura de estos corrales. Esta batería protegía la playa y estaba situada en el saliente hasta el que se prolongaba la muralla del Vendaval.
Existen fotos donde se aprecia que la zona de Santa María del Mar estaba amurallada, sin embargo ha sido muy deteriorada por los temporales.
Los espigones construidos han estabilizado parcialmente la playa aunque necesita periódicamente aportes de arena. Los bloques de hormigón han permitido que el acantilado no siga retrocediendo.
Es un lugar de interés arqueológico por los enterramientos hallados en las proximidades, que se encuentran expuestos en el paseo marítimo de la zona.
En la imagen se puede apreciar el termo de muralla que se pensaba reconstruir, justo en el período en el que se encontraba en proceso de derrumbe, igual que el baluarte de San Nicolas, que se ve al fondo.
Los viejos acantilados han sufrido los efectos de la erosión e incluso dejaron al descubierto parte de la estructura de los glacis. Aún se aprecian restos en la arena durante la bajamar y sobre todo cuando disminuye el nivel de la arena por la continua erosión. Han existido proyectos de reconstrucción en la zona más próxima a las Puertas de Tierra pero no se han realizado por su elevado coste.
El nombre de “El Blanco” viene dado porque en este lugar se solía colocar un blanco hacia el que hacían ejercicios de tiro desde las murallas de Puerta de Tierra.
Sobre los tramos de piedra que quedan al aire, sobre todo en las bajamares, hay que distinguir entre los que corresponden a la antigua muralla. Se aprecia que están alineados con el trozo de lienzo que queda, reparado varias veces. Son trozos de envergadura, tanto por su longitud como por el tamaño de las piedras talladas formando evidentes sillares.
Sin embargo al otro lado de la playa, próximas al espigón que queda a la izquierda mirando al mar, se aprecian otros restos de rocas que probablemente sean restos de los corrales de pesca. La razón para este argumento es la disposición de las mismas así como los materiales empleados en la construcción. Se puede apreciar en las fotos que la piedra ostionera, se mezcla con otros materiales así como un cemento que une todos los materiales de forma más notoria que en los tramos de muralla.
La no alineación con los otros tramos semienterrados no es argumento válido ya que este tramo de costa fue bien diferente hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX. Existía ahí un acantilado de arenisca que penetraba varios metros en el mar. Los embates del mismo terminaron por destruirlo totalmente, por lo que se construyó un tramo de muralla en un falso histórico y colocaron bloques de hormigón para evitar que la erosión llegara hasta la calle y viviendas próximas.
Parte superior de los lienzos de murallas de Santa Maria del Mar antes de que fueran destruidas por el mar.