Carlos Bruquetas en su proyecto de fin de máster titulado “Acercamiento al Sector Torregorda – Sancti Petri” cita una propuesta de 1810 del gobernador de La Isla de León, Diego de Alvear, sobre la realización de un sistema de canales de tres brazos para conectar el caño Sancti-Petri con el Océano Atlántico y la bahía.
También dice que se empezó abrir a principios de junio de ese año el canal propuesto y tal vez usado en la antigüedad al S.O. del Cerro de Mártires y Campo de Soto. Constaba este canal de dos partes principales:
“Por la primera debía continuarse el gajo o arroyo llamado de Dos Hermanas hacia las inmediaciones de la antigua torre de Alcudia y de allí hacia la “Playa del Mar” por el terreno más proporcionado, menor distancia y con dirección al mayor fondo, limpieza y seguridad de la rada que le debe servir de puerto.
“Por la segunda parte debía comunicarse el referido canal con el Rio Arillo desde las expresadas inmediaciones de la citada Torre de Alcudia, combinando asimismo la mejor calidad de los terrenos, más cortas distancias, la facilidad de su navegación y que rodeara y guarneciera lo más cerca posible los reductos recién construidos y demás obras de fortificación del mismo Cerro Los Mártires, Campo de Soto, etc. formando de todo una segunda línea de defensa casi inexpugnable.”
En el punto de confluencia de los brazos y cercanías de la torre debía hacerse una dársena circular espaciosa, capaz de admitir buen número de embarcaciones de menor o mayor porte.
En la misma torre, como es terreno más firme y dominante, podría construirse un reducto o fortificación dando frentes a los brazos del canal.
El brazo del canal hacia Rio Arillo tendría un ancho de 20 a 25 varas (18 a 21 m) y de 3 a 4 de fondo (2,5 a 3 m), lo que bastaría para el paso de embarcaciones menores. El canal principal, compuesto de los otros dos brazos (1º desde Dos Hermanas a la dársena y muelle de la Torre, 2º desde ésta a la “Playa del Mar”) sigue un trazado casi occidental y no podía tener menos de 40 varas de ancho (33 m) y de 5 a 6 de profundidad (4 a 5 m) equilibrando el peso de las aguas de Sancti Petri. No solo daría paso de ida y vuelta a embarcaciones de mayor porte hasta el muelle o dársena sino que podrían también pasar de allí, entrar en el mismo caño de Sancti Petri y seguir de un lado y otro su navegación.
En el proyecto se afirma que el canal empezado a abrir con sus tres brazos (el de Dos Hermanas, el que iba a Río Arillo y el que se dirige al Océano y debía formar el puerto) era una obra de importancia y fácil ejecución que produciría beneficios al comercio, navegación y a las defensas de La Isla y Cadiz.
Barros y Tejedor cuentan en su estudio que en 1810 se cavó un nuevo canal junto al recién construido molino del Río Arillo que conectaba el río a modo de ‘bypass’ dejando inutilizado el molino, construyéndose un nuevo puente en la Carretera del Arrecife que permitía el paso de embarcaciones (probablemente se tratara de otro puente giratorio similar al del Canal de San Jorge), lo cual confirma la ejecución del proyecto de Diego de Alvear. Estos también dicen que en 1821 el sistema de canales es ya inservible y se decide cegar este último puente para que el agua vuelva a pasar toda por el molino y vuelva a funcionar con normalidad. Este hecho supone que la conexión con el Océano y el Caño Sancti-Petri está taponada para que no se escape el agua que ha de pasar por el molino, y la entrada y salida de embarcaciones al interior de Río Arillo vuelve a ser imposible.
El plano francés de 1858 disponible en internet y titulado Cote d’Espagne fielmente la topografía de la zona. Se aprecian los canales de Diego de Alvear y la Cortadura de Autrán representados por dos líneas paralelas que en algunas partes se difuminan, quizás porque ya están cegados. En él se observa que la dinámica costera ha colmatado con arena los tramos que desembocan al Océano, lo cual confirma el abandono definitivo de estos canales, probablemente por el alto coste que suponía mantenerlos abiertos frente al escaso servicio que ofrecían después de la Guerra de la Independencia y sobre todo frente al beneficio económico que suponía tener operativo el molino de Río Arillo (el cual era uno de los más grandes y productivos que se conocen) para abastecer la gran demanda de harina que había en la zona para aprovisionar a las tropas y a los barcos que partían.
Desde un principio se detecta que la construcción de canales se plantea como una solución para evitar el fuego enemigo que amenazaba el transporte de personas y mercancías a lo largo del caño Sancti Petri. Así, en carta fechada el 14 de abril de 1810 podemos ver como Graham le traslada a Lord Liverpool su preocupación por la situación defensiva de Sancti Petri y la acumulación de artillería francesa en los alrededores de Chiclana. En la misma carta le propone la posibilidad de construir un canal que quedara fuera del fuego francés para solventar esta situación.
Una vez localizado el trazado del canal, el siguiente paso es evidenciar la construcción del mismo. Sin pruebas documentales de la época, unas ortofotografías realizadas por la Junta de Andalucía a partir de las primeras fotografías aéreas de la zona realizadas en 1956 por la aviación norteamericana tras la II Guerra Mundial aportan información. La importancia de estas fotografías radica en que, aunque están realizadas casi un siglo y medio después de que Alvear propusiera la construcción de los canales, en 1956 todavía no se había producido la expansión urbanística y demográfica que caracterizó la década de los 60 en España, por lo que apenas se había modificado el paisaje y cualquier construcción que se hubiera realizado debería de evidenciarse a través de las mismas.
El análisis de estas fotografías aéreas confirma que el proyecto de Alvear nunca se llevó a efecto. Sin embargo, sí podemos ver claramente dos canales completamente cegados por la arena pero que son perfectamente reconocibles en la misma zona. En las imágenes podemos observar estos dos canales, el primero une directamente el caño llamado de Dos Hermanas con el océano Atlántico al este de la isla de León. Su emplazamiento y la dirección en la que avanza desde el caño de Dos Hermanas hacia el Océano coinciden con el que Alvear representa en su boceto. El segundo une el río Arillo al oeste de La Isla con la costa atlántica, también mediante un trazo recto directo sin ninguna conexión con el canal mencionado anteriormente.
Se confirma al revisar la cartografía de la época en la que están representados en números planos, aunque con distinto nombre. En el artículo de Loïc Menanteau “Fisiografía y evolución histórica del entorno de San Fernando (Isla de León, Bahía de Cádiz)” publicado en 2008 en el número 10 de la Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología, encontramos los dos canales perfectamente representados en un plano dibujado por Oscar Bonnarel en 1823. El canal que une el caño de Dos hermanas con el océano Atlántico es denominado en esta ocasión como “canal inglés”. Sin embargo, Desmadryl en un plano realizado en esa misma fecha lo denomina como “Caño de las Hermanas”. También aparece en este plano el caño que comunica río Arillo con el Atlántico.
El canal compuesto por tres brazos y una dársena propuesto por Diego de Alvear a no llegó a construirse. El hecho de que Alvear fuera relevado de su puesto de Gobernador Militar y Político el 23 de marzo de 1811 (tan solo 9 meses después del envío a Graham de su oficio) debió de ser la causa de que el canal proyectado no llegara a realizarse. Aunque parezca mentira, el motivo del relevo fue el enfrentamiento con uno de los nuevos regentes llegados a la plaza: Gabriel Ciscar, que solicitó a Alvear que le cediera su casa a cambio de la que a él le habían asignado, con el único argumento de que la de Alvear estaba más próxima al local donde celebraba sus reuniones el Consejo de Regencia. Alvear se negó y le costó su cese.
El proyecto suponía un gasto asequible. De ahí su solicitud a las autoridades británicas para que estudiaran la financiación. La cantidad de obras emprendidas para la construcción y mantenimiento de las múltiples fortificaciones y defensas necesarias para detener al enemigo y lo prematuro del cese de Diego de Alvear hicieron que se optara por una solución más simple: prolongar hacia el sur los dos caños naturales (río Arillo y Dos Hermanas) hasta comunicarlos con el Atlántico.