Aparecen referencias en planos del siglo XVII de un baluarte denominado "San Lorenzo" a espaldas de la catedral vieja. Este baluarte probablemente desapareció al ejecutarse el proyecto del ingeniero Tomás Muñoz entre 1788 y 1791 para la construcción de una playa artificial delante de la muralla en un intento de frenar los envites de los temporales, como se explica al hablar de las murallas de San Miguel y San Rafael.