Está en el paseo Carlos III, al final de la alameda, construido en 1672 con piedra ostionera. Desde este lugar ya se habían infligido pérdidas a la flota anglo-holandesa que asaltó Cádiz en 1596. En los mapas del siglo XVII aparece denominado como del Gobernador o de San Vicente. En el siglo XVIII se montó una explanada con batería de cañones.
Fue la obra defensiva más ambiciosa del momento y el mejor ejemplo que se conserva en la ciudad. Tiene importancia estratégica porque frente a él discurre el canal de acceso a la bahía, es decir el trayecto por el cual deben discurrir las naves de mayores dimensiones.
El lugar era conocido como caletilla de Rota, ya que allí es donde llegaba la barcaza que cruzaba la bahía hasta esa población. Caletilla puede ser un diminutivo de caleta, que es una entrada de mar más pequeña que la bahía. También se refiere a una embarcación que va tocando en las calas, fuera de los puertos principales.
Ha sufrido numerosas reparaciones debido a los embates del oleaje. En 1728 el estado de ruina del baluarte hizo que fuera sustituido por otro mayor con su perfil actual. También se hizo un pequeño edificio abovedado para cuerpo de guardia.
En el siglo XIX se termina su configuración actual, construyéndose el sistema perimetral de bóvedas.
Tiene planta triangular. Los lados noreste y noroeste miran hacia el mar. El conjunto quedó cerrado en la parte que mira a la ciudad, por dependencias como el cuerpo de guardia o la casa de bombas. Parece un saliente de la muralla ya que aprovecha una elevada punta del terreno y la roca sobre la que se asienta. Su muralla forma talud y en la parte inferior muestra una plataforma a modo de rompeolas, “la zapata”. En el centro conserva casi intacto su polvorín. Sobre los muros exteriores se disponen una sucesión de casamatas y el camino de ronda, delimitando el recinto dos pabellones del siglo XIX. Por el lado que da a la Alameda, hay una rampa servía para subir las piezas de artillería.
Ha servido de cuartel, maestranza de ingenieros e incluso palomar del servicio colombófilo del cuerpo de ingenieros. También ha tenido uso hostelero en su exterior. En los 80 del siglo XX se proyectó la instalación en el baluarte del Museo del Mar. Nunca llegó a inaugurarse a pesar de que se llevó a cabo la restauración y adecuación para esta función. Es sede de actividades culturales: exposiciones, conciertos y feria del libro…
Los elementos de arquitectura contemporánea añadidos buscaban la armonía y el contraste con los originales. Declarado Bien de Interés Cultural, algunos de los materiales utilizados en su construcción y rehabilitación no han sido adecuados, observándose corrosión y humedades.
Foto del Baluarte de la Candelaria durante la primera década del siglo XX. Delante de él se puede apreciar el cambio de sentido que los raíles del tranvía hacían en este tramo frente al Carmen.
Abajo a la izquierda está la caseta del tranvía. Se ven también los postes del tendido aéreo del tranvía y una cubierta de madera con forma de paralelogramo sobre el Baluarte.