Este reducto se construyó para dar continuidad a la segunda línea de defensa en la zona conocida antiguamente como el Campo de Soto, llamado vulgarmente el Cerro de los Mártires, flanqueándose con las baterías 6 y 8.
Fueron las tropas británicas las que en febrero de 1810 levantaron este enclave. Ellos mismos se encargaron de excavar el foso, que se conserva en su parte frontal y un lateral, y levantar el montículo y los parapetos de tierra sobre los que se disponían las piezas de artillería que, ayudadas por los fusileros, mantenían a raya el avance de los franceses.
Es muy capaz, perfectamente construida y, aunque en origen tenía algunos padrastros a su espalda, no eran de consideración por los fuegos ventajosos del frente y flancos y la proximidad de las baterías 6 y 8.
Un padrastro es un obstáculo, impedimento o inconveniente que estorba o hace daño a una materia.
Está perfectamente construida y, aunque en origen tenía algunos padrastros a su espalda, no eran de consideración por los fuegos ventajosos del frente y flancos y la proximidad de las baterías 6 y 8,.
El reducto, que sirvió de campamento para las tropas ante la ausencia de alojamientos en la villa, se mantiene intacto. El desarrollo urbanístico de la zona lo ha respetado de momento. Hoy día es un solar rodeado de una maleza entre varios bloques de viviendas y un pequeño parque.
Es muy desconocido, incluso para los vecinos que viven a su alrededor. Carece de cualquier indicación que explique que se trata de restos de la Guerra de la Independencia. Adolece del más mínimo cuidado y limpieza. La zona de la gola es invadida cada vez más por vehículos en busca de aparcamiento.
Respecto a las baterías construidas por los ingleses es curioso señalar que en un primer momento no quisieron hacer caso a los ingenieros españoles para que cubrieran sus parapetos con pitas, al igual que las huertas. Se empeñaban en construir foso y parapetos con fajinas para evitar el coste de comprar y transportar las pitas. Tras varios días de viento fuerte de Levante el foso quedó cegado y el parapeto, cubierto. Terminaron aceptando los consejos de los españoles y usando esta técnica que resiste el viento y de lejos aparenta ser el reducto de una huerta.