Con la restauración de la democracia se desmontó en la Alameda la llamada “Cruz de los Caídos”, homenaje a los fallecidos en el bando golpista durante la guerra civil. Al derribar ese monumento se descubrieron unas bóvedas correspondientes a dependencias construidas de hormigón, según indicaron inicialmente de principios del siglo XX y pertenecientes a unas baterías usadas como polvorín y denominadas “Retiente de la Alameda”, que elevaban el paseo ocultas por la cruz reseñada.
No se les dio interés histórico y las obras siguieron sin problemas pero investigaciones independientes publicadas en Diario de Cádiz indicaban que aquellas bóvedas podían ser otra batería, llamada de la Escalerilla y denominada después como San Francisco, puesto que sobre ella se encontraba un convento del mismo nombre, según indicó Calderón Quijano.
Antigua "cruz de los caídos" y toma de agua de la fábrica de electricidad de la plaza Argüelles.
Ni los técnicos de cultura de la Junta ni del ayuntamiento pudieron confirmar lo publicado, donde se detallaba cómo era la construcción: un pasillo de poca anchura que daba acceso a la concavidad principal donde se almacenaba el material para la batería. Igualmente la cruz ocultaba otra curiosa construcción: una escaraguita del rediente pero estaba tan mal conservada que no se pudo recuperar.
Las escaraguitas son garitas voladas, es decir, que sobresalen de las murallas para ofrecer una mejor visión de los soldados de guardia.
Era una batería de obuses de hierro rayados y zunchados de 21 centímetros modelo 1870 transformados en la fábrica de Trubia. Eran aún de avancarga.
Un zuncho es una abrazadera de hierro, u otra materia resistente para fortalecer las cosas que requieren gran resistencia, como cañones.
Las bóvedas se construyeron en 1884 y se hicieron con el novedoso método del hormigón hidráulico, un método de construcción novedoso en la época puesto que fue experimentado inicialmente en la ciudad austriaca de Olmutz, causando admiración en la comunidad arquitectónica.
Dicha construcción consistía en una rampa abovedada y dos bóvedas construidas para servir a la batería de la Alameda: una para santabárbara y otra para almacén de armas. Al principio se pensó que los soportes metálicos que se apreciaban en una de las bóvedas, eran soportes para estanterías pero eran para colocar en ellos los escobillones, atacadores y otros útiles que tienen un asta de gran longitud.
Posteriormente se pondría una verja para proteger aún más la zona, cerrando la batería por una línea quebrada y prolongando la verja a derecha e izquierda del rediente, imposibilitando el acceso del público a la zona de asentamiento de las piezas y sobre todo el acceso a las bóvedas.
En 1918 el Ayuntamiento había obtenido permiso para derribar el pretil de la Alameda y sustituirlo por la balustrada que conocemos hoy en día. El proyecto no se llevó a cabo hasta la reforma de 1926/28 realizada por el arquitecto Juan Talavera. En las fotos también se observa lo poco que quedaba de los famosos Baños del Carmen, que funcionaron entre 1882 y 1916, así como la construcción que servía de base para la toma de agua de la central eléctrica de Argüelles. Ésta aún se puede apreciar desde el paseo.
En esta imagen de 1905 se puede ver la Alameda de Apodaca aún sin el tendido eléctrico del tranvía. A la derecha se ve uno de los obuses de 21 cm de la Batería del Rediente de la Alameda ya desmontado una vez pasado el peligro del bombardeo de la escuadra norteamericana del almirante Watson..
Escobillón: instrumento compuesto de un palo largo, que tiene en un extremo un cilindro con cerdas alrededor y sirve para limpiar los cañones de las armas de fuego.
Atacador: instrumento para atacar los cañones de artillería. Atacar en ese caso significa apretar el taco. El taco es un objeto de plástico, fieltro u otro material, que se encarga de separar los proyectiles de la pólvora.