Fue construido en 1810 y declarado Bien de Interés Cultural en 1949. En febrero de 2012 la Junta de Andalucía lo declaró Legado Patrimonial de los Lugares de las Cortes y la Constitución de 1812.
Está en el mejor punto para cooperar a la defensa de la costa de la bahía por su situación y porque se introduce en ella de manera que la divide a derecha e izquierda en dos ensenadas: la de Santibáñez y la del Ocio.
Por tanto su objetivo es flanquear las referidas ensenadas y por su frente defender su muelle, de unas doscientas cincuenta varas de longitud para facilitar el desembarco y embarque incluso en marea baja. Este reducto es el que presta más protección al apostadero de la bahía. Su importancia hizo que se colocara en ella mucha artillería: tres morteros, dieciséis cañones de a 24 y dos obuses de a 9. Total 21 piezas.
En el interior había un almacén en el cual se alojaba su tropa y en su gola un foso, protegido por el emplazamiento para fusilería que hay colocado sobre el almacén.
En este lugar se realizaban trabajos de asoleo: sacar, cernir, secar y recuperar pólvora estropeada. La pólvora negra se utilizaba para propulsar los proyectiles y, en su caso, hacerlos detonar. Es una mezcla sensible a la humedad que se llega a inutilizar si no se ponen los medios adecuados.
Por eso al construir los almacenes se evitaban terrenos pantanosos o susceptibles de encharcarse en tiempos de lluvia. Eran preferibles lugares elevados y aireados, de firmes rocosos para evitar que el agua alcanzase por capilaridad el interior del almacén, incluso se evitaba la piedra porosa en la construcción. El suelo solía elevarse del firme, incluso se construía sobre bóvedas que los separara. Esas bóvedas se aireaban mediante respiraderos a base de ventanas enfrentadas para favorecer las corrientes de aire y evitar la condensación interior. Se trataba por todos los medios de conseguir que el interior de los almacenes fuera muy seco.
La manera de “beneficiar” la pólvora para recuperarla era simplemente secarla poniéndola al sol. Estos trabajos se llamaban Labores del Asoleo. Eran trabajos que obligaban a abrir y mover los barriles de pólvora para extender su contenido en zonas delimitadas y vigiladas. En los polvorines de Fadricas se acotó para esto una superficie cercana, que se llamó Almacén de Jesús.
El Comisario General de la Artillería de Marina Joaquín Manuel de Villena comunicó al marqués de la Ensenada en 1751 que era también necesario construir una cerca alrededor de todo para no tener que hacer el asoleo en espacio abierto con caserías próximos y riesgo de robo.
El lugar del soleo o soleadero de suele indicarse en la cartografía como un área circular. Ese lugar aún aparece en la cartografía de 1823. Se abandonó cuando la pólvora negra dejó de usarse.
Las cuadrillas de artilleros y peones para el asoleo, y toneleros para reparar los barriles, pasaban temporadas trabajando a diario. La Casería de Fadricas (Villena la nombra del Pedroso) proporcionaba un lugar de fonda y apoyo.
Es un proyecto francés de 1825 (Los Cien Mil Hijos de San Luis) para fortificar Punta Cantera. El proyecto preveía cerrar el recinto amurallado y construir un baluarte artillado en el centro. Mantenían el polvorín Santa Bárbara y el San Jerónimo, y proyectaban eliminar el San Bernardo.
Batería de Punta Cantera / Muelle para la pólvora de S.M. – 1751
Batería de Punta Cantera / Almacenes para la pólvora de S.M. – 1730