Se situada a unos 1.350 metros de la cabecera del puente Zuazo, sobre el camino de Puerto Real a la orilla del Zurraque, que le bañaba por el flanco derecho, frente a la isla del Vicario y rodeada de otros caños y salinas por el izquierdo y su frente. Sus posibles restos son imposibles de reconocer por el viario construido en la zona y que en la actualidad se está ampliando, con lo que probablemente se perderán los últimos vestigios.
Se construyó para contener los progresos del enemigo sobre una posición de la que se desalojó a las fuerzas francesas en el combate del 9 de febrero de 1810.
Su importancia dio lugar a varios proyectos hasta que se construyó como aparece en las ilustraciones pero sin cerrar por la gola, como se había previsto, además de rodearla de foso.
Estuvo artillada con tres piezas de a 24, siete de a 16, dos de a 12, dos de a 8, dos de a 4, tres obuses de 9 pulgadas y uno de 7. Otra fuente indica que el número de obuses era dos de a 9, uno de a 7 y dos de a 4.
Estaba a la vista de la batería San Ignacio y el puente Suazo. Cruzaba sus fuegos con las baterías de Santiago y Daoíz. Impedía la progresión del enemigo por terreno firme hacia el puente Zuazo. Sus fuegos atacaban a las baterías francesas de Bellune y San Diego.
En 1823 se fortificó con 14 piezas, en ambos casos con avanzadillas hacia Puerto Real, Chiclana y la zona salinera vecina.
En este mismo lugar existió un puente de barcas para facilitar el cruce del caño Zurraque entre Chiclana - Puerto Real - San Fernando. Fue construido en 1842 y se llamó “ Puente de barcas de la Victoria”.
Batalla del Portazgo
Según aparece en el Diario de Operaciones del Supremo Consejo de Regencia, el 6 de febrero de 1810 el Mariscal Victor solicitó la rendición de la Villa de la Real Isla de León para poder acceder a Cádiz, a lo que se negaron las autoridades españolas
Al recibir la negativa española el mariscal francés lanzó un gran ataque contra las primeras posiciones isleñas, a lo que la artillería de Alvear contestó produciendo estragos en los asaltantes y obligándoles a replegarse hasta lo que hoy ocupa el polígono industrial y comercial Tres Caminos.
El 7 de febrero el ejército francés lanzó un nuevo ataque a las posiciones de la cabecera del puente Suazo, siendo nuevamente rechazado.
El día 8 las fuerzas españolas consiguen establecer una batería provisional avanzada mediante sacos terreros para dos piezas de artillería. La situación de ese emplazamiento, coincide con la antigua Venta del Corral, próxima a los accesos al polígono Tres Caminos y cuyos restos son aún visibles desde la autovía y accesibles a pie desde la estación del tranvía o el puente Zuazo.
El 9 se abrió fuego desde esta posición, expulsando a los franceses de su asentamiento en lo que hoy es Tres Caminos y provocando grandes pérdidas de hombres y caballos.
10 de febrero: se modificó ya la línea de defensa española y se ocupó este asentamiento, estableciendo una batería bien defendida que se nombró como “del Portazgo”.
Llega el 11 de febrero y tras el desembarco de 3.000 ingleses del general Stuart y el regimiento portugués de Campomayor, el ejército francés se limita a mantener el bloqueo de las posiciones defensivas isleñas.
Hay que destacar que las primeras resistencias a los ataques franceses se hicieron en posiciones defensivas realizadas con maderas de casas ruinosas de La Isla, de manera precipitada y en parte por el mismo vecindario. Posteriormente estas posiciones se terminaron de cantería, bajo la dirección de ingenieros.
El 12 de febrero las tropas de Alburquerque, apoyadas desde los caños por las fuerzas sutiles, atacaron a los franceses expulsándoles del lugar. La batería del Portazgo fue reforzada y artillada para resistir los embates enemigos. Esta batería se dotó de tres piezas de a 24, siete de a 16, dos de a 12, dos de a 8, dos de a 4, tres obuses de 9 pulgadas y uno de a 7.
El Portazgo se constituyó como un puesto avanzado desde el que vigilar, contener el avance de los franceses y organizar incursiones en las líneas enemigas de las fuerzas sutiles. Aseguraba el caño Zurraque como límite hasta donde los franceses podían avanzar sin encontrar la resistencia de las baterías españolas y a la vez mantenía la artillería enemiga lo suficientemente alejada de la cabeza del puente Zuazo y del caño Sancti Petri para que su fuego no fuera efectivo.
Los franceses tuvieron que establecer sus baterías a más de 4 kilómetros de la cabeza del puente, distancia insalvable para la artillería del momento. Las baterías enemigas más cercanas fueron el Redoute de Larrecife y la Battrie de Larrecife, la primera artillada con dos piezas de a 16, dos de a 12, dos de a 4 y un obús de a 7. La segunda con tres de a 16, una de a 12 y un obús de a 6.