Fue levantado en tiempos de Felipe II como puerta de entrada y salida de La Isla de león, ya que se debía cruzar si se quería abandonar la villa. Su principal misión era defender el puente de ataques provenientes de embarcaciones que pudiesen surcar las aguas del caño Sancti Petri. Se fue fortificando a lo largo de los siglos XVII y XVIII.
En el plano de 1648 aparece el mismo fuerte que llegó hasta principios del siglo XX. Es un fuerte abaluartado en forma de pentágono, del que emergía una punta triangular donde estaba la puerta de acceso. En el dibujo se ve que la plataforma de cañones quedaba elevada respecto al puente y de ahí la denominación de caballero, como se explicaba en páginas anteriores.
Era el primer bastión en suelo isleño. Controlaba mediante un pasillo en forma de codo el acceso entre la salida del puente y el camino de entrada a la ciudad.
Como se puede observar en fotografías de 1895, la destrucción de parte de este baluarte a mediados del siglo pasado supuso una pérdida patrimonial para La Isla. Se conserva aún la parte próxima al caño Sancti Petri, aunque su estado de degradación aumenta a pasos agigantados, como podemos ver en las fotos actuales.
Según el plano de Gaver había dos reductos: la batería baja con 16 cañoneras que miran a La Isla, y la batería alta con más de 10 cañoneras, que enfilan el caño y también la entrada desde La Isla.
La existencia de este reducto alto, partido para dejar pasar el camino real a Cádiz, se caracteriza por dos cuerpos de guardia independientes, bajo y alto, y por la escalera que desde el puente sube a la batería alta.
Todo el sistema contaba con rastrillo exterior e interior y estaba rodeado con un foso de aguas que por uno y otro lados comunicaba con el caño de Sancti-Petri. Fue conocido por el nombre de batería de «Suazo o del Caballero Suazo».
La existencia de este reducto alto, partido para dejar pasar el camino real de Cádiz a Madrid, se denota por los «dos Cuerpos de Guardia» independientes, bajo y alto, y por la escalera que desde el puente sube a la batería alta.
Aunque al abandonar San Fernando nos pasa casi inadvertido, se observa fácilmente desde el puente de la autovía ya que nos permite tener una visión completa del conjunto.