El Puerto de Santa María tiene declarados como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento cuatro baterías costeras, de las que se han encontrado vestigios. Formaban parte de un cinturón litoral de fortificaciones construido en el siglo XVII para impedir cualquier ataque sobre la costa portuense. Eran construcciones pequeñas con muros bajos de merlones y troneras. Quedan restos de tres de ellas.
Todas las del litoral portuense fueron inscritas en 1985 en el Catálogo General de Patrimonio Histórico de Andalucía (CGPHA) con categoría de monumento, un privilegio que sólo tienen en el casco histórico de la ciudad: el castillo de San Marcos, el palacio de Villarreal y Purullena, la iglesia prioral, la Casa de las Cadenas y el Monasterio de la Victoria.
Ha comenzado un proceso de conservación y puesta en valor de la Arenilla y el Manantial, haciéndolas más visibles y accesibles.
El Puerto contaba con el castillo de San Marcos, construido sobre la antigua mezquita. Es una iglesia-fortaleza de la Orden de Santa María. Esta ciudad tenía mejor abastecimiento que Cádiz y controlaba el acceso a la cuenca del Guadalete. En torno al castillo se fueron edificando casas. Las murallas se construyeron en 1275 alrededor de la Iglesia, flanqueadas en sus esquinas por torres y una torre del homenaje junto a la entrada.
En el ataque anglo-holandés de 1702, realizado el desembarco en El Puerto y derrotadas sus defensas, las tropas se dirigieron a Rota, en cuyo puerto se culminó el desembarco. La ocupación y saqueo de Rota, El Puerto y Puerto Real duró aproximadamente un mes. Los resultados fueron desastrosos para las tres poblaciones, que tardaron años en recuperarse del saqueo y destrucción en sus cascos urbanos. También supuso pérdida de población que nunca regresó por miedo a nuevos ataques.
El conjunto de baterías desde Santa Catalina hasta Rota, fue considerado en el siglo XVIII de escaso valor. Sus dimensiones y posición sobre las laderas de las dunas hacían difícil su defensa al poder ser atacadas por su retaguardia con desventaja de altura. Ya no se les consideraba útiles para evitar un desembarco. A finales del siglo XVIII ya habían desaparecido La Gallina y El Palmar mientras que La Arenilla y La Bermeja permanecieron hasta el siglo XIX sin grandes modificaciones y escaso mantenimiento.